jueves, 18 de octubre de 2007

CACHIVACHEANDO LA BOCHA

"No traigan problemas, traigan soluciones"
Más de una vez habrán escuchado esa frase. Los noticieros televisivos despliegan diariamente la cuota de inseguridad necesaria para llenar el horario asignado a la información. Un baleado por acá, otro por allá, y un conurbano que más vale perderlo que encontrarlo. Los barrios de la ciudad también la ligan y no termina de quedar en claro a quien le sirve semejante propaganda del descontrol delictivo a diez días de las elecciones presidenciales.
Los directores de noticias parecen empeñados en llevarles a la población más angustia de la que ya viven en el devenir diario. Nunca un alivio, nunca una palabra esclarecedora. La espiral se prolonga y quienes deberían dar explicaciones nunca aparecen.
¿Por qué? Porque nadie los va a buscar. Porque no se ejerce el oficio como debería. Porque de tábano pasó a ser ni siquiera polilla. Los espacios políticos son inexistentes en la televisión abierta. Si no tenés cable, fuiste. Y si lo tenés deberás conformarte con debates entre candidatos a vice presidentes y senadores. Muy esclarecedor...
La empresa periodística de los últimos años mató al periodismo. A ese periodismo que está al servicio del ciudadano, del que necesita que alguien labure para informarlo. Esa es nuestra función. Nosotros, sin ir más lejos, les contamos qué película se estrena, que nos pareció; les acercamos el parecer de los directores, actores, etc, a través de las entrevistas. Los informamos. Nosotros nos dedicamos a eso mientras ustedes se dedican a otra cosa.
Eso hacemos los periodistas: creamos un nexo entre lo que sucede y aquél que desea saber lo que sucede. Sin embargo algo tan simple viene siendo denostado desde el poder, con la complicidad de las empresas asociadas a él.
El periodismo está rayando la mendicidad en lugar de imponerse como el cuarto poder que dice ser. Así las cosas, los cronistas permiten ser llamados a conferencias de prensa que no son tales, ya que no se aceptan preguntas y en cambio deben escuchar como en misa lo que el funcionario de turno desee monologar. Cómplices. Un periodista en serio le solicitaría al funcionario en cuestión que le envíe el contenido de su discurso por mail y evite hacerle perder el tiempo en futuras ocasiones.
Pero eso no sucede. Todos se someten y si el político de turno dice que no habla, listo, no se jode más. Muy bonito...
Mientras tanto acá estamos, esperando que los medios sean utilizados para informar al pueblo como corresponde, presentando las propuestas de cada uno y permitiendo que el periodismo haga su trabajo, preguntar en nombre de quien no puede estar ahí para hacerlo.

2 comentarios:

El rincòn de mi niñez dijo...

Amén.... ya se aproxima el día D,y aunque no lo creas no se quienes se postulan solo sé de una sra que vive en la peluquería ..¿por que no vuelve Perón?..
besos

Cassandra Cross dijo...

Pensar que tengo decidido el voto ya (por primera vez en mucho tiempo) y aún así, no me resigno a votar el mal menor...

Que la Suavidad nos acompañe el domingo!!!

besos